Una llamada y un “cuento del tío”. Esa combinación es un clásico de las estafas virtuales. Y esta vez la sufrieron Juan, a quien le robaron más de 4 millones de pesos, y una amiga de él, que se ofreció para ayudarlo y también cayó en la volteada.
El señuelo fue una publicación en Instagram que se presentaba como del Banco Santander y ofrecía cursos online. Juan dejó sus datos para recibir más información y al rato lo llamaron por teléfono.
Pero no era por los cursos. Le dijeron que lo llamaban del Banco Central y que habían detectado movimientos sospechosos en sus cuentas. Y que si no seguía algunas directivas que le iban a dar las bloquearían por 90 días.
Asustado, Juan aceptó transferir el dinero que tenía a unas cuentas que le dictaron. “Es para que esté resguardado. Una vez que se regularice si situación se lo devolvemos”, le dijeron.
Y además le pidieron el contacto de algún conocido que tuviera una cuenta bancaria para transferirle momentáneamente parte del dinero de él.
Juan les pasó el teléfono de una amiga y, con distintas argucias, le hicieron sacar varios préstamos y se los robaron.
Cuando ella lo llamó desesperada se dio cuenta de que todo era una gran mentira. No había banco ni cursos online ni movimientos extraños en sus cuentas. Había una sola cosa: una gran estafa.
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