La crisis golpea en todos lados. También donde más duele. Cecilia puede dar fe de ello. Su sueño era que su hija, Morena, terminara la primaria en el colegio privado donde iba desde el jardín. Pero cuando hace dos semanas se enteró de que la cuota iba a ser de más de 100 mil pesos no le quedó alternativa que cambiarla a uno público.
"No tengo nada contra la educación pública, incluso estoy conforme. Pero mi hija tenía a sus amigos y ya era como ser parte de una familia. No nos quedó otra opción que cambiarla. Duele porque tanto yo como mi marido trabajamos, pero no nos alcanza. Lo más difícil fue decírselo a ella", recuerda Cecilia atravesada por la angustia
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