Portada  |  18 enero 2024

Rompe el silencio Alejandro Muñoz, testigo clave del caso Fernando: "Nunca se me borró lo que pasó"

Se trata de quien era el Jefe de Seguridad del boliche Le Brique aquella noche en que ocho rugbiers golpearon hasta la muerte a Fernando Báez Sosa. "Nunca fui testigo de semejante hecho. Me marcó, fue la primera vez que vi que mataran a alguien".

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Alejandro Muñoz, era el Jefe de Seguridad del boliche Le Brique de Villa Gesell aquel 18 de enero de 2020, cuando un grupo de ocho rugbiers mató a golpes a Fernando Báez Sosa. A cuatro años del brutal homicidio, y con un fallo firme que mantiene a los responsables en prisión, el testigo clave de aquel caso rompe el silencio: "En 20 años nunca vi nada igual".

En su relato, en exclusiva con Telefe Noticias, el hombre que se encargó de sacar a Máximo Thomsen y sus amigos del local bailable, describe cómo se inició el conflicto y lo que fue la violenta golpiza que terminó con la vida de Fernando. "Ocurrió una pelea. Tratamos de separar y los chicos se pusieron violentos hasta que los sacamos a la calle. A un grupo se lo sacó por la salida de emergencia y a Fernando por la parte principal del boliche". 

"Veinte minutos después, yo salgo afuera y veo como testigo que a Fernando le empiezan a pegar y se turnaban para pegarle. Era patada tras patada, un grupo le pegaba y el otro cubría a los pocos amigos de Fernando que estaban para él", recordó Alejandro, cuyo testimonio fue fundamental para llegar al fallo de "Homicidio doblemente agravado por premeditación y alevosía" dictado por el tribunal. 

"Durante un minuto fue una brutalidad. Jamás vi en mi vida eso. En 20 años de trabajo nunca vi nada igual", dice todavía afectado por un recuerdo que, a pesar del paso del tiempo sigue firme en su cabeza.

"Mucha brutalidad sobre una persona. Y cuando volvió la policía ellos gritaron: 'Vamos que viene la policía' y salieron corriendo para la esquina y se dispersó todo. Pero Fernando estaba en el piso". 

¿Qué le genera lo vivido aquella noche? "Sentí impotencia porque yo tengo que cuidar el local de la puerta para adentro y los patovicas están muy mal vistos, entonces yo sentía que si llegaba a cruzar (para detener la pelea) iba a ser yo el culpable, por lo mal visto que está nuestro trabajo".

Alejandro vio muy claramente la patada de Máximo Thomsen que llevó a la muerte de Báez Sosa: "Después de que lo vi en el piso me imaginaba que estaba sin vida. Nunca fui testigo de semejante hecho. Me marcó, fue la primera vez que vi que mataran a alguien". 

Al joven jugador del CASI, que lideraba al grupo de amigos provenientes de Zárate, Alejandro volvió a verlo tiempo después, cuando la Justicia lo citó para dar su testimonio: "El día que llego a declarar a Dolores los vi a todos y lo que noté fue que los chicos estaban siempre con la cabeza baja. Solo uno levantó la cabeza y fue el que le había pegado en la cabeza a Fernando. Mi testimonio fue clave para inculparlo".

A Muñoz el pasado todavía lo atormenta. "Nunca se me borró lo que pasó, no se me va a borrar jamás. Yo lo único que quería era Justicia, porque ocho personas no pueden quitarle la vida a alguien de la manera en que se la quitaron", señala.

Y explica que se animó a romper el silencio pensando en que, tal vez así, logre borrar aquellas trágicas imágenes de su cabeza de una vez por todas. "Ya pasaron 4 años de esto. Nunca hablé. Me llamaron mucho pero quería esperar que pasara el juicio y decir que fui testigo de un hecho que ojalá no se repita. Y tratar de sacar de mi mente todo lo que había pasado".

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