El Gobierno de Santa Fe activó con fondos provinciales un operativo de alta complejidad en el cauce del Arroyo Saladillo, en el límite entre Rosario y Villa Gobernador Gálvez. El objetivo principal es frenar la erosión provocada por el retroceso de la cascada, que en la última década avanzó más de 400 metros y hoy se encuentra peligrosamente cerca del puente Molino Blanco, estructura clave para el transporte.
La intervención, que había sido originalmente proyectada con financiamiento nacional pero quedó paralizada, fue retomada en abril por la gestión de Maximiliano Pullaro.
La obra se divide en dos etapas: la primera, ya con un 90% de avance, consiste en estabilizar y proteger el puente ante posibles daños estructurales. La segunda contempla la construcción de una pantalla de hormigón de 33 metros de profundidad para detener definitivamente el retroceso del cauce. En términos de inversión, la obra ronda los 30.000 millones de pesos.
El secretario de Obras Hídricas, Nicolás Mijich, explicó que la pantalla tendrá una extensión de 114 metros y se compone de 19 módulos, de los cuales ya se ejecutaron seis.
La estructura será reforzada por un sistema de 53 bloques vinculados por vigas que sostendrán toda la base. Según las autoridades, los bloques principales estarán concluidos hacia fin de año, aunque la obra completa demandará al menos doce meses más de trabajo.
A su vez, enfatizó que esta intervención no solo evita consecuencias estructurales inmediatas, sino que protege la conectividad de toda la región.
Además del resguardo del puente y las vías de comunicación, se proyecta la recuperación ambiental y urbana del entorno, que incluye tanto la reserva natural de Villa Gobernador Gálvez como el Parque Regional Sur, del lado rosarino.
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