La caída del consumo masivo volvió a sentirse con fuerza durante junio, y en Rosario, esa tendencia se refleja con claridad en una de las zonas más activas y representativas del comercio local: calle San Luis. En este emblemático corredor, donde conviven locales mayoristas y minoristas con precios populares, los comerciantes coinciden en que las ventas bajaron de forma notoria.
La mayoría de los locales vienen operando con márgenes de ganancia muy ajustados, en un intento por mantener precios que aún resulten atractivos para una demanda debilitada. A esta situación se suman costos operativos en alza, como alquileres y servicios, lo que genera una ecuación cada vez más difícil de sostener.
Los comerciantes aseguran que a mitad de mes la baja en las ventas se hace aún más evidente: la gente administra con mayor cuidado su dinero y posterga compras no esenciales. Este comportamiento repercute especialmente en rubros como la indumentaria, donde las decisiones de compra se dilatan o directamente se suspenden.
El frío, que llegó con fuerza hace algunas semanas, generó un leve repunte momentáneo en el movimiento. El aumento de la demanda de prendas de abrigo benefició a algunos rubros, aunque no logró revertir la tendencia general de retracción en el consumo.
Calle San Luis, un indicador visible de la recesión
En tiempos de estabilidad o crecimiento económico, calle San Luis suele recuperar vitalidad rápidamente. Por el contrario, cuando hay crisis, es una de las primeras zonas en evidenciarla. Este último mes no fue la excepción: con una caída general en las ventas minoristas, los negocios del corredor ajustaron sus estrategias para atravesar una etapa marcada por el freno del consumo y la pérdida de poder adquisitivo.
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