Portada  |  01 agosto 2025

Con rituales ancestrales, celebraron el Día de la Pachamama y llamaron a tomar conciencia del vínculo con la tierra

El ritual también incluyó momentos de introspección, donde se invitó a escribir cartas con deseos y agradecimientos.

Rosario y la región

Este 1° de agosto, en un emotivo y simbólico encuentro, se llevó a cabo un ritual ancestral en agradecimiento a la Pachamama, con ofrendas, sahumos, flores y alimentos, siguiendo una tradición que se remonta al siglo XVI y que une a comunidades de Ecuador, Bolivia, Perú y el noroeste argentino.

En este espacio cargado de espiritualidad, los participantes rindieron homenaje a la Madre Tierra con un profundo mensaje de respeto, gratitud y conexión con lo esencial.

La ceremonia, conocida como “apacheta”, consistió en realizar un pequeño pozo en la tierra, o incluso en una maceta,donde se depositaron ofrendas como porotos, arroz, fideos o restos de comida casera, en señal de gratitud por todo lo recibido durante el año.“Cada cosa que tenemos sobre la mesa es parte de un ciclo. Lo que damos, vuelve. Lo importante es agradecer y pedir desde el corazón, por nosotros, por la familia, por el vecino que tal vez la está pasando mal”, expresaron los organizadores.

También se realizaron prácticas de limpieza energética con ramas de romero, agua florida y estoraque, un polvo aromático que se quema como ofrenda a la Pachamama. Además, se utilizó tabaco en pipa sagrada, como símbolo de protección del cuerpo, el hogar, los seres queridos y los bienes materiales “Hoy es un día especial. Es cuando se abre la Tierra, esta gran vagina cósmica, y tenemos la oportunidad de renovar energías, pedir, limpiar, y florecer”, explicaron durante la ceremonia.

El ritual también incluyó momentos de introspección, donde se invitó a escribir cartas con deseos y agradecimientos, reforzando la idea de una conexión viva con la naturaleza y con uno mismo.

El encuentro, sencillo y profundo, buscó revalorizar prácticas ancestrales que aún hoy conservan su vigencia y poder transformador, especialmente en tiempos marcados por el estrés y el desapego del entorno natural.

“Lo importante es que el gesto sea sincero: dar desde lo que uno tiene y lo que uno es”, cerraron con emoción quienes participaron del encuentro.

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