Una fuerte explosión sorprendió este lunes a los vecinos de la zona norte de Rosario, cuando un transformador ubicado en cercanías del club Sorrento sufrió una falla que provocó un corte de luz y la caída de materiales pesados sobre la vía pública. Aunque el servicio fue restablecido en menos de una hora, el episodio reavivó el malestar de los habitantes, que aseguran que las fallas en la instalación eléctrica son habituales y que el peligro es constante.
“La explosión fue tan fuerte que me tiró de la silla”, contó un vecino que vive frente al lugar. “Parecía que la casa iba a salir volando. Cuando salí, había pedazos de material pesadísimo por todos lados”, relató, visiblemente alterado. Otros vecinos describieron el estallido como “bárbaro” y recordaron incidentes anteriores con incendios, cables caídos y escapes de sustancias corrosivas. “Hace años que padecemos esto. El transformador es viejo y cada tanto pasa algo”, señalaron.
Durante el incidente, varios testigos mencionaron haber visto restos de grafito y trozos metálicos caídos en plena calle. Afortunadamente, no se registraron heridos, aunque el peligro fue evidente. “Si le pegaba a una persona, la partía al medio”, remarcó una mujer, destacando que por la lluvia no había mucha gente en la zona. Sin embargo, advirtió que en días normales el lugar es muy transitado, especialmente por quienes asisten al club y comercios cercanos.
El transformador afectado, según vecinos de larga data, comenzó a funcionar en 1981 y ya desde sus inicios presentaba fallas. “Ya era viejo cuando lo instalaron. El día que lo encendieron por primera vez tiró una arenilla que lastimaba la piel”, rememoró un hombre que vive en la zona desde hace más de 40 años. Además, denunciaron que durante años la usina utilizó combustibles de baja calidad que generaban un líquido amarillo corrosivo que arruinó autos, plantas y ropa.
Tras la explosión, personal de la Empresa Provincial de la Energía (EPE) acudió rápidamente al lugar para restablecer el servicio, lo que se logró en unos 40 a 45 minutos. Sin embargo, el accionar técnico no calmó los ánimos de todos. “Un vecino salió a insultar a los trabajadores, pero la mayoría les agradecimos por su rapidez. Ellos no tienen la culpa de que esta usina siga funcionando así”, dijo una joven que presenció el hecho.
Vecinos coincidieron en que no se trató de un hecho aislado. “En verano ya había pasado algo parecido, con fuego incluido, y estuvimos toda la tarde sin luz”, recordó otra residente. El temor a que ocurra una tragedia persiste, y muchos reclaman que se traslade la planta a otro sitio o que se realice una renovación completa de la infraestructura. “Es un barrio hermoso, pero vivir enfrente de esta usina es un riesgo constante”, concluyó una vecina.
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