Cinco efectivos policiales fueron imputados por el fiscal José Luis Caterina tras un episodio de violencia institucional ocurrido dentro de la comisaría 2ª, ubicada en Paraguay al 1100, en Rosario. Según la acusación, golpearon a un hombre de 40 años que estaba esposado y luego agredieron a un adolescente de 17 años que les pidió que cesaran los golpes hacia el adulto.
Tres de los policías quedaron detenidos con prisión preventiva por 30 días, mientras que las dos mujeres implicadas fueron liberadas bajo fianza y restricciones.
Según la reconstrucción del Ministerio Público de la Acusación, el hombre adulto fue llevado a un pequeño calabozo transitorio y allí comenzó a ser agredido por los agentes Leandro Perichón y Sergio Giuliano Lazzara, quienes le propinaron patadas y golpes de puño mientras se encontraba esposado.
El adolescente, testigo del ataque, pidió que detuvieran la golpiza, advirtiendo que el detenido no podía defenderse. Lejos de cesar, los efectivos lo amenazaron y, al no poder retirarse por el tamaño de su celda, ingresaron y lo agredieron brutalmente.
Según el expediente, el cabo Daniel Orlando Flores fue quien abrió la celda y lo golpeó con ambos puños en el pecho. Luego se sumaron otros agentes, incluso los que habían dejado de agredir al adulto.
Las agentes Débora Gutiérrez y Cecilia Maidana, compañeras de los agresores, presenciaron la escena e insultaron a las víctimas. Una de ellas llegó a golpear al adulto en el pecho.
Un subcomisario, al escuchar el alboroto, intervino y derivó al menor al ex Instituto de Recuperación del Adolescente Rosario (ex IRAR), donde el chico pidió declarar. Allí se activó el protocolo judicial: la fiscalía ordenó la detención de los implicados y Asuntos Internos se presentó en la seccional.
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