Luciano Bottoni, padre de Matías, el joven nadador que sufrió un grave accidente durante una práctica en Buenos Aires, compartió con profunda emoción y sinceridad el complejo cuadro que atraviesa su hijo y su familia. Matías, de 17 años, se encuentra internado en terapia intensiva en el Hospital Italiano, donde fue operado de urgencia tras lesionarse gravemente la médula espinal.
“Hoy evolucionó súper bien”, contó Luciano Bottoni. Explicó que a Matías ya le habían retirado el respirador y una sonda gástrica que le colocaron por precaución. “Esta mañana tomó un té, un poquito de gelatina. Nos habla, nos contesta, nos entiende”, relató, destacando como un gran avance que esté lúcido y comunicativo.
El accidente ocurrió en un contexto impensado: durante una jornada de natación, un deporte en principio alejado del riesgo extremo. “Estábamos en un torneo en Carcarañá con mi hijo menor cuando nos avisaron. Salimos volando a Buenos Aires, fue una locura absoluta”, recordó Luciano.
Matías nunca perdió el conocimiento durante el accidente. “Lo primero que me dijo cuando llegué fue ‘papi, casi me ahogo, no podía mover los brazos ni las piernas para salir’. Lo sacó del agua una compañera, Camila Macelli. No llegó de milagro”, relató. En ese momento, también expresó su temor más profundo: “Me arruiné la vida, si quedo paralítico me mato”.
Los médicos confirmaron que Matías sufrió una fractura cervical y daño en la médula espinal. Aunque comenzó a recuperar algo de movimiento en los brazos, desde el pecho hacia abajo no hay respuestas. “Por ahora es no”, dijo su padre con dolor, pero sin resignación. “Obviamente uno no pierde la esperanza. Nos contaron de muchos casos de recuperación”.
El joven se encuentra contenido en el hospital, acompañado por profesionales de salud mental. “Está con psicólogo y psiquiatra. Hoy le están sacando la medicación y va recuperando la conciencia. Es un chico muy inteligente, entiende todo”, explicó Luciano. “Él espera que la operación arregle las cosas mágicamente, pero esa cirugía fue para salvarle la vida. La primera noche casi se muere dos veces”.
Aunque el panorama es incierto y con múltiples cirugías por delante, la familia se mantiene firme. “Esto es el primer paso de muchos. Siempre fue de ir para adelante, como mi papá, su abuelo. Él también es así”.
Sobre su propio estado emocional, Luciano fue igualmente honesto: “Hoy estoy un poco mejor. Anoche pedí ayuda y me dieron medicación para dormir. Hacía cuatro días que no dormía. Si esto hubiera pasado ayer, no hubiera podido hablar”.
La historia de Matías conmueve por su dureza, pero también por la entereza con la que su familia enfrenta esta adversidad. Con amor, fortaleza y esperanza, acompañan a un joven que, a pesar del dolor, tiene ganas de seguir adelante.
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