Un denunciante solicita que se realice una autopsia para determinar si esteroides anabólicos influyeron en el ACV que derivó en el fallecimiento de la ex boxeadora.
La polémica por la muerte de Alejandra "La Locomotora" Oliveras se intensifica tras el pedido de un denunciante que solicitó a la Justicia evitar la cremación de su cuerpo y realizar una autopsia con el fin de esclarecer si el consumo de anabólicos pudo haber contribuido al ACV que sufrió semanas antes de su fallecimiento.
"El cuerpo habla", sostiene Sergio Aldo Parodi, el denunciante, quien afirmó haber dialogado directamente con el fiscal de la causa y planteado la necesidad de que médicos especialistas en toxicología y medicina deportiva analicen muestras de orina y sangre para detectar posibles rastros de esteroides. Aunque en Argentina no existen laboratorios certificados para este tipo de estudios, se mencionó la posibilidad de colaboración con organismos internacionales.
La intención, según expresó, no es confrontar con la familia de Oliveras, sino denunciar lo que considera una "mafia del dopaje" en el deporte. “Nuestra pelea no es contra ella ni contra su entorno, es contra los que promueven y recetan sustancias que ponen en riesgo la vida de los atletas”, aseguró. También lamentó que aún no haya aparecido la nutricionista que acompañaba a la ex boxeadora, remarcando el "extraordinario cambio morfológico" que tuvo su cuerpo en los últimos años.
La causa judicial, hasta el momento, no ha autorizado la autopsia. Sin embargo, el denunciante insiste en que la investigación debe continuar: “Si el delito está en el cuerpo, quemar el cuerpo es destruir la evidencia”, afirmó tajantemente.
Además, vinculó esta situación con una problemática más amplia que, según él, se extiende a distintas disciplinas deportivas del país: “En Argentina no hay control antidoping ni en el fútbol ni en el rugby. Los chicos se están muriendo por esteroides y nadie hace nada”. También recordó otros casos similares y relató su propia experiencia con el uso de estas sustancias: “Estuve al borde de la muerte por los anabólicos. Tuve un principio de infarto. Yo sé de lo que hablo”.
Aunque la familia de Oliveras ha manifestado su dolor por el tratamiento mediático del caso y la falta de paz para despedir a la deportista, el denunciante afirma que su único objetivo es visibilizar el riesgo que corren los atletas mal asesorados: “El dolor tiene que venir por no buscar la verdad, no por buscarla” .
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