Los vecinos de una cuadra del tradicional barrio rosarino viven un problema tan cotidiano como insólito: no pueden pedir una pizza, una ambulancia ni recibir correspondencia con normalidad. ¿El motivo? El nombre de su calle es prácticamente impronunciable: Abay Kunanbayuli.
Hasta 2020, era conocida como Calle 1483, una denominación simple y numérica, como tantas otras en la ciudad. Pero tras una decisión del Consejo Municipal, pasó a rendir homenaje al escritor y poeta oriundo de Kazajstán llamado Abay Kunanbayuli. La medida no fue consultada con los vecinos y, desde entonces, aseguran vivir con un nombre que les complica la vida cotidiana.
“Es imposible de pronunciar, ni hablar de deletrearlo por teléfono. Y si uno tiene que llamar a una emergencia, no hay forma de que te ubiquen”, expresó una vecina que lleva más de cinco años viviendo en el lugar.
“Yo sigo usando la dirección vieja, ex calle 1483. Lo otro no sé ni cómo escribirlo, y menos cómo explicárselo al cadete de un delivery”, añadió otro residente.
El problema se vuelve aún más grave cuando se trata de servicios de emergencia o trámites oficiales. Muchos testimonios coinciden en que el nombre ni siquiera aparece correctamente en Google Maps, y que incluso el cartel de la calle está mal escrito.
“Ni siquiera está bien escrito el nombre. Ya lo cambiaron dos veces porque lo pusieron con errores”, denunció otra vecina que encabezó una petición formal para modificar el nombre.
Desde el Concejo, la medida fue impulsada por el concejal Agapito Blanco, quien argumentó que se trataba de un homenaje a una figura “universal” de la cultura. Sin embargo, los vecinos critican la falta de representatividad del nombre, ya que el escritor no tiene relación alguna con Rosario. “Es algo tan simple de solucionar y nos complica tanto. Si querían mantener el homenaje, podrían haber dejado solo ‘Abay’, o al menos consultarnos”, reclamó un frentista. Además, se le suma otra problemática y es que al parecer hay varios niños en el barrio que no pueden pronunciar el nombre de la calle donde viven.
A pesar de las quejas formales, la respuesta institucional sigue sin llegar. Una vecina impulsó una nota firmada por toda la cuadra, pero hasta ahora no ha tenido respuesta del Concejo. Mientras tanto, los vecinos insisten en que se les devuelva el nombre anterior, o al menos uno más amigable y representativo.
“Esto muestra lo lejos que están los funcionarios de la vida real de la gente. Parece un tema menor, pero nos afecta en todo”, concluyó una de las vecinas.
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