El arroyo Saladillo volvió a mostrar un creciente caudal en la zona de la cascada, lo que generó preocupación entre los vecinos de Villa Gobernador Gálvez por el riesgo que representa para los asentamientos cercanos y para la infraestructura del puente Molino Blanco.
La gran velocidad del agua provocó, en las últimas dos décadas, un retroceso de más de 550 metros de la cascada natural, acercándola cada vez más a la estructura vial que une Rosario con Villa Gobernador Gálvez.
Ante este panorama, Protección Civil monitorea el pico de caudal, mientras las autoridades provinciales recuerdan que ya está en marcha una obra estratégica de gran escala para contener la erosión.
Los trabajos, iniciados en agosto, incluyen la construcción de dos pantallas de hormigón armado enterradas a 34 metros de profundidad, que buscan estabilizar el lecho del arroyo y frenar el retroceso de la cascada. La estructura, de 114 metros de largo, actuará como una defensa integral para proteger el entorno y el puente.
En paralelo, avanzan los refuerzos en el puente Molino Blanco, donde ya se reconstruyó la losa de fondo, se apuntalaron pilotes, se repararon estribos y se colocaron mantas flexibles en las márgenes. Según lo informado, esa etapa ya se encuentra en un 90% de ejecución.
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