Cuatro integrantes de la barra brava de Newell’s Old Boys fueron condenados este martes a prisión perpetua por el homicidio de Nelson “Chivo” Saravia, un exlíder del paraavalanchas rojinegro, ocurrido el 23 de octubre de 2021 en el barrio Alvear de Rosario.
Los condenados son Alejandro “Rengo” Ficcadenti, Guillermo “Chupa” Sosa, Esteban Alegre y Brian Dittler. La sentencia fue dictada por los jueces Ismael Manfrin, Nicolás Vico Gimena y Pablo Pinto, quienes los hallaron culpables de planificar y ejecutar el crimen.
Durante el juicio, el fiscal Luis Schiappa Pietra explicó los roles que cumplió cada uno en el hecho: Alegre y Dittler fueron los autores materiales del asesinato; Ficcadenti, partícipe necesario; y Sosa, el instigador. Según el fiscal, el crimen fue una represalia por el homicidio de un familiar de Sosa ocurrido apenas tres horas antes.
La investigación reveló que el asesinato estuvo enmarcado en una interna feroz dentro de la barra brava, liderada desde prisión por nombres conocidos como “Guille” Cantero, “Pollo” Vinardi y “Toro” Escobar. De acuerdo con Schiappa Pietra, los jefes de la barra avalaron y promovieron el liderazgo de Ficcadenti y Sosa en el marco de la disputa por el control del club durante las elecciones de 2021.
El fiscal también destacó que el crimen funcionó como una muestra de poder: “Fue un mensaje mafioso para consolidar la conducción de la barra. Después del crimen, Ficcadenti mantuvo un rol protagónico dentro de esa estructura”, afirmó. Cabe recordar que el “Rengo” también fue imputado por amenazas contra la familia del futbolista Ángel Di María en 2024.
El asesinato
Según la acusación, Nelson Saravia fue asesinado mientras dormía junto a su hijo y su sobrino, de 8 y 13 años. Un grupo armado irrumpió a la fuerza en su domicilio de San Nicolás al 3700 y lo acribilló con una ametralladora. La víctima intentó proteger a los menores antes de ser alcanzado por los disparos.
Previo al ataque, los autores se habían reunido en la casa de Guillermo Sosa, ubicada en Garibaldi al 3300, donde organizaron la emboscada: distribuyeron armas, asignaron roles, cambiaron su ropa y prepararon los vehículos. Todo quedó registrado por las cámaras del lugar.
Tras el crimen, regresaron a esa misma vivienda para cambiarse nuevamente, dejar las armas y relatar lo sucedido, según muestran las imágenes incorporadas a la causa.
Ficcadenti, en particular, fue identificado como quien habría colocado un cargador de 30 municiones en una de las armas utilizadas durante el ataque. Durante parte de la investigación, estuvo en libertad.
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