Portada  |  24 junio 2025

Refugios al límite en Rosario: la red solidaria que contiene a quienes más lo necesitan

Los refugios municipales están funcionando casi al límite de su capacidad, en el marco del Operativo Invierno que se puso en marcha a principios de mayo.

Rosario y la región

Con la llegada de las bajas temperaturas, la situación se vuelve especialmente crítica para quienes no tienen un techo donde resguardarse. En Rosario, los refugios municipales están funcionando casi al límite de su capacidad, en el marco del Operativo Invierno que se puso en marcha a principios de mayo.

Nicolás Gianelloni, Secretario de Desarrollo Humano y Hábitat, explicó que “más de 30 organizaciones, junto al Ministerio de Desarrollo Social provincial y la Municipalidad, articulan una red de asistencia para las personas en situación de máxima vulnerabilidad”. Actualmente, Rosario cuenta con varios refugios, entre ellos el de Grandoli,inaugurado el año pasado y uno nuevo en Avellaneda y Origuru. “Estamos trabajando a pleno, con un 90% de ocupación, esperando cada noche más personas que necesitan un plato caliente y acompañamiento”, detalló.

Para colaborar, los vecinos pueden comunicarse a través del WhatsApp del Munibot, llamar al 147 o ingresar a la web rosario.gob.ar, donde encontrarán un botón del “Operativo Invierno” para alertar sobre personas en situación de calle. “Es importante que nos avisen, y si pueden, que mientras tanto les acerquen algo caliente para tomar”, pidió Giannelloni.

Gracias al esfuerzo conjunto de distintas áreas como salud, seguridad y desarrollo social, se garantiza una intervención integral. “Tenemos rondas nocturnas y a primera hora de la mañana. La solidaridad de los vecinos es clave y la respuesta es muy rápida”, afirmó el funcionario, y destacó que ya se entregaron más de 23.000 raciones de comida desde mayo.

Respecto a la recepción de las personas en calle, Giannelloni explicó que “la mayoría acepta venir al refugio, sobre todo en días de mucho frío”. Sin embargo, reconoció que existen resistencias por distintas razones: “Algunas personas están habituadas a su circuito en la calle o tienen economías informales. Además, los refugios tienen pautas de convivencia que se deben respetar”. En ese sentido, se mantiene la política de no admitir personas alcoholizadas, para preservar un espacio de tranquilidad y cuidado.

“Tratamos de que el refugio sea un lugar de paz, donde puedan descansar, rearmar un proyecto de vida vinculado al trabajo, la educación, algo distinto de la calle. Porque nadie elige vivir en la calle, son situaciones que se dan y que tratamos de transformar”, concluyó Giannelloni.

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