El juicio oral por venta de drogas en el que iba a ser juzgada la pareja de la “boda narco” en Rosario, que el 29 de enero pasado derivó en el triple crimen de Ibarlucea, fue suspendido por pedido de la Fiscalía con el fin de acumular otra causa conexa también por narcotráfico, informaron hoy fuentes judiciales.
El debate oral a la banda de Olga “Tata” Medina, en el que está implicada Brisa Leguizamón y su esposo Esteban “Pinky” Rocha, estaba previsto que comenzara el próximo lunes. Sin embargo, el fiscal federal Federico Reynares Solari solicitó al Tribunal Oral Federal 1 de Rosario la suspensión del juicio para acumular una causa que tiene a dos imputados en común, Maira Bazque y Pedro Villalba, pero que investiga el comercio de más de 80 kilos de marihuana.
En cambio, el juicio que se iba a iniciarse el lunes era por poca cantidad de estupefacientes, agregaron los informantes.
En tanto, Leguizamón y Rocha están prófugos de la Justicia desde la madrugada de su casamiento en el salón “Campos de Ibarlucea”, que terminó con un triple crimen.
La madrugada del sábado 29, cuando dejaban la fiesta a bordo de un Audi TT, fueron interceptados y asesinados a tiros el matrimonio formado por Iván Maximiliano Giménez y Érica Romero, y su pequeña beba Elena, de un año y medio.
El hombre y su hija fueron llevados por invitados al casamiento hasta el hospital Eva Perón de Granadero Baigorria, donde se constataron sus muertes por múltiples heridas de bala.
La mujer, Romero, fue incendiada en el interior del Audi en un camino rural cercano al salón de eventos y su cuerpo quedó calcinado en el vehículo.
Según la investigación, Giménez estuvo ligado a uno de los grandes jefes narco de Rosario, que está detenido, y tras perder un cargamento de drogas “se pasó” de bando pidiéndole protección a Ariel “Guille” Cantero, el líder narco de Los Monos.
Los investigadores presumen, por el nivel de vida material que llevaba, que Giménez se encargaba de tareas de lavado de activos de esa organización criminal.
La noche del casamiento, Leguizamón, la novia, debía cumplir prisión domiciliaria por orden del tribunal que, a partir del próximo lunes, debía comenzar a juzgarla como parte de la banda dirigida por Tata Medina.
Su esposo, Pinky Rocha, gozaba en cambio de una excarcelación otorgada en el mismo expediente por la Cámara de Casación Penal.
Ambos están prófugos tras ser requeridos, tanto por la justicia ordinaria en la investigación del triple crimen, como por la federal en la causa en su contra por comercio de drogas.
En ese expediente que el fiscal Reynares quiere anexar, que está en condiciones de ir a juicio, aparecen como imputados Maira Bazque, una media hermana de Medina, y Pedro Villalba, que también están incluidos en el proceso oral que ahora quedó suspendido.
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