“Es una casa fácil de hacer, un desafío para no pedirle nada al Estado”, señaló el excéntrico artista. Ocupó un terreno, donde había una casita chiquita, y encontró lo que parecía un alambique que tenía una persona, y que al no tener ladrillos pegó unas botellas que le sobraron; lo que le disparó la idea de su futura casa.
El destino estaba de su lado, en ese momento había una gran inundación lo que permitió que las botellas salieran a flote, y ante semejante presentación, pudo confirmar su proyecto, y dijo, “ahí está la casa, me vino a buscar”.
Comenzó la construcción, colocando las más pesadas y grandes abajo, porque son las que sostienen el peso general, y hacen una estructura muy firme. Tomó ideas inspiradas en varios lugares, como el faro que se encuentra allí que construyó en base al faro del fin del mundo. Tito asegura que no hay misterios, es mucha mano de obra.
La casa ya es todo un símbolo del lugar, argumenta que su obra sirve para que otros se nutran de su arte. Todo fue parte del trabajo, del esfuerzo y creer que uno puede lograrlo, y sentenció: “Una persona puede hacer una casa con nada, no tiene que tener forma, tiene que tener gusto. Todo se puede hacer”.
Comentarios