Si hay algo que Jack Doohan tiene en claro por estas horas es que no tiene margen de error. El segundo piloto de Alpine, de 21 años, llegó a la escudería en 2022 para integrar la Academia de jóvenes promesas. En agosto fue anunciado su ascenso a la máxima categoría y en diciembre corrió su primera carrera, en la última fecha de la temporada. Pero con el flamante anuncio de Franco Colapinto como piloto de reserva en el equipo francés, cada una de sus participaciones será vista desde cerca.
Es que el corredor australiano, hijo del piloto cinco veces campeón del mundo en motociclismo Mick Doohan, tiene un contrato que le asegura su butaca solo por las primeras seis carreras. Una vez que las cumpla, su desempeño será analizado y en caso de no estar a la altura de las expectativas posiblemente deje su lugar a Colapinto, que llegó con las espaldas anchas tras su sorprendente desempeño en Williams.
El arribo de Franco a Alpine refleja la estrategia de la compañía de cara al 2025: pragmatismo y resultados ante todo, el que no rinde pierde su lugar. El primer indicio en este sentido ya lo habían dado a finales del 2024. Ante el flojo andar de Esteban Ocon en el campeonato, el equipo anunció, meses antes del cierre del año, el arribo de Doohan para reemplazarlo de cara al siguiente año. Sin embargo, tras el choque del francés en el Gran Premio de Qatar decidieron apurar su salida y no le permitieron estar en la última carrera de la temporada, en Abu Dhabi.
En ese contexto el debut de Doohan no fue el mejor, quedó en el puesto 24 y dejó muchas dudas en el equipo. A dos meses del arranque de un nuevo certamen de la máxima categoría del automovilismo, el debutante es el que definirá su futuro y también el de Franco Colapinto. Todo depende de lo que pueda hacer cuando tome el volante y empiece a pisar el acelerador.
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