Fue luego de una decisión de primera instancia que así lo ordenaba y por varios antecedentes de ataques de esos dos perros que escaparon de la vivienda y atacaron a otros animales y también en una ocasión a una persona.
Los camaristas Walter Simes y Julio Sánchez Torres aplicaron el criterio de “acción preventiva del daño” por la posibilidad de que vuelvan a suceder los ataques por parte de esos dos perros.
Según el expediente, los perros se han escapado en al menos cuatro oportunidades de la casa de su dueña, atacando a otras mascotas del barrio y en una ocasión a un guardia de seguridad que tuvo que subirse a un pilar de luz para evitar la agresión.
“Pese a que los perros hayan recibido entrenamiento y obedezcan a su dueña, cabe la posibilidad de que al sentirse amenazados puedan atacar a otros animales (lo que efectivamente aconteció conforme fue acreditado en autos), e incluso a seres humanos (como indicó el perito veterinario). )”, sostuvo el fallo.
Además, valoraron que “habitan muchas familias con niños para quienes el ataque de un perro o un tarascón puede ser letal o representar un daño de gran magnitud”.
“La posibilidad latente de que los perros se escapen y causen daños a otros animales o incluso a otras personas del barrio justifica la expulsión de los caninos. Dicha medida no resulta desproporcionada ante la magnitud del daño posible que se pretende evitar”, enfatizó la Cámara.
De esta forma, rechazaron el argumento de la dueña de los perros respecto a que había construido una cerca más alta para evitar que se escapen de su casa sumado a que ambos habían recibido instrucción.
Al mismo tiempo de confirmar la decisión de que los perros se deben ir del barrio cerrado, el Tribunal amplió la misma y dispuso que la dueña no pueda tener otros ejemplares de mascotas con semejante masa muscular que pueda provocar daños sobre otros animales o personas.
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