Leonardo sufrió durante muchos años de artristis reumatoidea. Los médicos iban cambiando su medicación y los tratamientos, pero él continuaba con los dolores y las imposibilidades que esa enfermedad le generaba.
En uno de esos días de mucho dolor decidió probar con la orinoterapia. Leyó muchas publicaciones, testimonios de personas de todo el mundo, se informó sobre el tema y avanzó. Ese primer día orinó en un vaso, le pidió a Dios que lo ayude a calmar los dolores que sentía y se lo tomó.
"Tenía tanto dolor que el gusto era lo de menos, quería que eso que sentía se me pasara, no importaba cómo", cuenta recordando ese momento.
Hace un año y medio desde aquella primera vez y ya no siente esos dolores. Volvió a trabajar, dejó de tomar todos los medicamentos que ingería y solo toma su propia orina durante todo el día. Eso sí, Leo dice que es muy importante el componente de fe que una persona le ponga.
Leticia tiene 54 años, es profesora de Yoga y hace un tiempo atrás empezó con la aplicación tópica de orina en la cara y además con la ingesta. Ella siente que su piel mejoró muchísimo el aspecto, que tiene menos manchas. "Cuando le cuento a los médicos me miran con cara de asco, pero ninguno me dijo que no lo haga más, a mí me sirve".
Esteban hace ingesta hace años, tenía maculopatía y asegurar haberse curado con su propia orina. Él la ingiere durante todo el día, le genera mucha energía y se siente mejor desde que practica esta técnica.
La medicina tradicional no tiene estudios sobre el tema y estas terapias alternativas avanzan con buenos resultados en muchos pacientes que pudieron derribar el prejuicio.
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