"¿Se le cayó el barbijo o se le subió la nariz?"

Dicen que para conseguir algo, todo está en las formas. Y así lo entendió Gabriel, este agente de la Guardia Urbana Municipal que, tras 16 años de trabajo, encontró en este contexto una forma particular de hacer cumplir las normas.

Con su megáfono en mano, este trabajador de 55 años, vocifera concejos a los transeúntes y automovilistas advirtiéndoles sobre algunas faltas.

Lo hace con simpatía, respeto y cordialidad, y por eso mismo la gente le responde con una sonrisa. "Son seis meses de cuarentena. La gente está cansada de que la controlen y nosotros estamos cansados de controlar", dice Gabriel, que encontró en el humor un refugio para insistir a la ciudadanía sobre la importancia de cuidarnos, más que nunca.