Esta mañana, la maternidad del Roque Sáenz Peña recibió la visita especial de Tati que donó escarpines y mantas tejidas por ella a los bebes recién nacidos.
Durante el encuentro, la abuela de zona sur recorrió cada lugar de la maternidad, habló con las mamás que están allí internadas y recordó sus propias experiencias de parto: “En mi época no había todo este servicio a disposición de las mujeres. Yo pasé una situación compleja luego de dar a luz”, contó Tati que se mostraba asombrada por las remodelaciones del hospital y las nuevas prácticas implementadas en relación al parto respetado.
“La gente que pasa por acá queda vinculada afectivamente a la institución. Esto habla de que ha pasado un momento difícil de su vida, lo pudo superar y se sintió acompañada”, explicó el director del Roque Sáenz Peña, Matías Vidal.
“Me parece que tiene que ver con lo que significa el Roque Sáenz Peña para la zona sur y la ciudad. Es una institución que cuando uno la necesita están las puertas abiertas, sobre todo en los momentos donde no se sabe a quién pedir ayuda o necesita estar acompañado”, destacó.
Tati recorre los pasillos con una sonrisa amplia, mira cada detalle y narra su vida con pasión: “La tercera edad es volver a nacer. Tengo amigos que se quedan tras una ventana y yo les digo que ese vidrio que parece empañado, cuando se traspasa, hay una vida.”
La abuela de zona sur vive en el barrio desde que tiene tres años y en todo este tiempo dejó su huella de amor y hospitalidad. Un día, buscando entre sus cosas, encontró una bolsa llena de lanas y emprendió una de las tareas que más disfruta: tejer. Sin darse cuenta del resultado, produjo 70 escarpines y con el restante hizo mantas.
“Pensé en el Sáenz Peña para donar lo que había tejido. Lo consulté en el distrito y enseguida hicieron las gestiones. Me alegra que muchos chicos recién nacidos se vayan de acá y tengan un zapatito de la abuela Tati”, dijo emocionada autoreferenciándose.
Por su parte el director del Distrito Sur, Diego Herrera calificó a Tati como una histórica: “Tiene mucha sensibilidad y es un ejemplo de participación. Hace un mes que asumí y a los pocos días se vino a presentar y a poner a disposición. La semana pasada trajo la propuesta de donación de escarpines y automáticamente le dijimos que sí. Hablamos con los directivos del hospital y hoy lo pudimos concretar”, detalló.
Tati es madre de cuatro hijos, abuela de 17 nietos y bisnietos. Enviudó hace doce años y si bien fue un momento muy doloroso eso no la detuvo. Habla con una motivación poco vista. Ella alienta a la gente de su edad a que no se quede, que tenga un propósito.
“La vida es como un cerrojo, si no lo abrís, se oxida y nuestro cuerpo se oxida, por eso hay salir a vivir la vida”, concluyó Tati.
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