El Concejo exige conocer protocolos de actuación ante casos de amenazas y amedrentamientos

El mes de mayo cerró con cifras inéditas en cuanto a delitos: más muertes violentas que días, altísimos índices de amenazas extorsivas y un récord de cierre de escuelas por intimidaciones y balaceras. Ante esta situación la concejala María Eugenia Schmuck presentó un pedido de informe para saber cuáles son los protocolos de seguridad implementados para proteger a las escuelas.

“Ante las reiteradas situaciones de amenazas, extorsiones y balaceras que están sufriendo las escuelas de nuestra ciudad, queremos saber cuáles son los protocolos de seguridad implementados para protegerlas”, así se refirió la Schmuck al pedido de informe presentado en el Concejo Municipal sobre la actuación del Ministerio de Seguridad respecto a las amenazas a las entidades educativas.

“En lo que pudimos leer y saber, aun ante el creciente número de cierre de escuelas por amenazas y balaceras, el Ministerio de Seguridad no implementó ningún protocolo de actuación para que las comunidades educativas puedan denunciar, hacer frente y volver a la rutina de manera segura”, afirmó la presidenta del Concejo. La falta de acompañamiento y la cantidad de días que transcurren antes que puedan volver a dar clases, hace que sea “el propio estado el fomenta la vulneración del derecho a la educación, contribuye a desarticular la vida familiar y terminar con los hábitos tan necesarios para las infancias y adolescencias”, sostuvo.

Según relevamientos realizados desde el área de Salud de Amsafe Rosario, son 22 las denuncias de docentes que recibieron amenazas directas, siempre vinculadas con personas que dicen pertenecer a alguna banda delictiva. En tanto un informe de Sadop Rosario, da cuenta que el 100 por ciento de los docentes manifestó que las condiciones de seguridad en torno a las escuelas no cambiaron en el último mes aún con la implementación del programa “Te acompaño”.

Schmuck reclamó: “las escuelas deben, necesariamente, ser un lugar seguro, de contención social y de cercanía para todas las infancias y adolescencias. Este pedido de informe es también una exigencia de respuesta a quienes tienen la obligación y las herramientas para darlas; es una visibilización de los límites que se traspasaron y una forma más de hacer todo lo que está a nuestro alcance para que no se naturalice lo que debería ser motivo de alarma”.

A criterio de Schmuck los chicos y adolescentes “no pueden ser una herramienta para enviar mensajes y las escuelas deben estar abiertas sin que sean un riesgo para quienes están dentro. No queremos perder a nadie más en manos de las bandas delictivas”, concluyó.