Rosario y la región
Entradera, tortura y balacera en Empalme: una mujer y sus chiquitos con una pistola en la cabeza
Una mañana de terror vivió una familia de Empalme Graneros cuando tres delincuentes entraron a su casa, los tomaron de rehenes y a punta de pistola les exigieron dinero.
Valeria estaba junto a su hijos de 2 y 9 años cuando fue sorprendida por los malvivientes que le exigieron dinero y le decían que sabían que “tenía mucha plata”. Más de 40 minutos estuvieron revolviendo el hogar, habiendo atado con precintos a los menores, mientras le apuntaban a la cabeza alternadamente a ella y a los chicos.
“A mi hija le gatillaron 2 veces en la cabeza” es una de las desgarradoras frases de Valeria al tener que recordar el hecho. La mujer se quebró ante las cámara de canal 5, recordando que en todo momento temió por la vida de sus hijos. “mi hijo está operado de la cabeza
y mi nena es cardíaca, yo les decía que no la hagan sufrir”.
La víctima anunció que “A los ladrones los conozco, son vecinos. Actuaron a cara descubierta: los barbijos y una caja en la que escondían el arma quedaron acá en mi casa tirados, por si tienen que venir a sacar las huellas digitales”, Así se quejaba mientras aclaraba que 24 horas después del asalto no había ido personal policial a relevar el lugar.
“Les dí lo poquito que tengo pero igual me pegaron, estoy dolorida, moretoneada”, declaró la madre. Uno de los ladrones, extremadamente violento (un menor que está detenido) la arrojó sobre la cama y se le tiró encima no satisfecho con la plata que le dio la mujer y según ella sospecha, “bajo efectos de la droga”.
“Me rompieron lo poco que tengo, yo jamás me metí con nadie, trabajé y hasta cirujeé para criar a mis hijos y veía que ahora estaban en manos de ellos que se burlaban y me amenazaban de muerte”, cuenta la mujer en lo que parece una película de terror.
“En un momento saqué fuerzas de no se donde y pude escaparme pese a los golpes” cuenta Valeria, que pudo salir a la calle y empezar a correr a los gritos y a la vista de varios vecinos. Mientras uno de los malvivientes la seguía, otro que estaba de campana en la esquina comenzó a dispararle.
“Ahí me doy cuenta que mi nena había venido corriendo detrás mío, entre la balacera,
entonces nos tiramos detrás de un auto y los ladrones se fueron, mientras incluso se les caía la plata que me habían robado”.