Rosario y la región

Rosario: de la Barcelona argentina, a una ciudad sitiada por presos

La inseguridad y la violencia no dan tregua en Rosario. Ante esto, la fiscal a cargo de la Unidad de Investigación y Juicio especializada en balaceras, Valeria Haurigot, hizo un exhaustivo análisis de la problemática que más acecha y preocupa a los ciudadanos.
Por Telefe Rosario

Rosario: de la Barcelona argentina, a una ciudad sitiada por presos | Rosario y la región
Rosario y la región: Rosario: de la Barcelona argentina, a una ciudad sitiada por presos

De un tiempo a esta parte, las calles de Rosario se han vuelto prácticamente intransitables por la escalada de violencia e inseguridad. Todo el día, todos los días, los delincuentes están al acecho en toda la ciudad. Motochorros, arrebatadores, mecheras, narcotraficantes y sicarios siembran el miedo en la ciudadanía.

Lo más preocupante es la impunidad con la que operan los delincuentes. Hace algunos meses, una investigación de la Fiscalía Regional arrojó el dato de que más del 90% de las balaceras son organizadas y ordenadas desde el interior de las distintas cárceles de la región.

“Nosotros funcionamos desde septiembre del 2020 y hemos podido comprobar fehacientemente por investigaciones a presos, es que más de 90% de las balaceras se organizan o se deciden desde la cárcel. No incluye solamente a los presos de altos perfiles, sino también a muchos otros detenidos que se encuentran en diferentes centros penitenciarios de la provincia o del sistema federal”, detalló la fiscal a cargo de la Unidad de Investigación y Juicio especializada en balaceras, Valeria Haurigot, en declaraciones a CNN Radio Rosario. Y agregó: “La modalidad es la propia de un trabajo que todo el tiempo busca montar distintos proyectos delictivos que se llevan adelante por medio de extorsiones o abusos de arma”.

“La motivación de la balacera es muy variada, no es solamente una pelea por territorio por narcomenudeo, eso es en la mayoría de los casos. Sino también diferentes cuentas pendientes que quedaron afuera y que se solucionan desde adentro ordenando más violencia: cobro de deudas, bronca con alguien, etc”, argumentó.

Por consiguiente, y con cierta preocupación, reveló: “Desde la fiscalía intervenimos una vez que el hecho se cometió y estamos limitados a profanar políticas públicas, aunque trabajamos constantemente con el tema para poder intervenir y proponer. La manera de sujetar a una persona a la investigación es pedir la prisión preventiva, pero a la hora que uno le pide al juez una medida cautelar gravosa para proteger el proceso, continuar la investigación y llegar a una condena, la persona ya está privada de libertad entonces uno se siente un poco ridículo: por qué vos le pedís que vaya preso alguien que ya está preso”.

“Esto nos viene pasando muy seguido y es un problema desde los simbólico y de la realidad. Desde lo logístico no va a bajar nunca el índice de balaceras que tenemos. Hay derechos constitucionales que tienen todas las personas más allá de que se les haya privado la libertad, y eso es un piso que no se puede flanquear y que tampoco sería necesariamente la solución, el tema es cómo se implementa y cómo se reglamenta porque como todo ejercicio de derecho nunca puede ser abusivo. Ya la estructuración de un sistema penitenciario que obviamente tiene que garantizar la comunicación. Pero hay distintas maneras de hacerlo. Notamos un desmadre con los teléfonos celulares donde puede haber alguna convivencia en el estamento bajo de lo que es la estructura del servicio penitenciario. Eso está en constante investigación. Hay un constante ingreso de teléfonos celulares con el pretexto de la comunicación pero que se excede y se abusa y termina generándose estos atentados gravísimos que se organizan desde la cárcel. Toda la violencia de afuera se maneja desde adentro”, profundizó al respecto en diálogo con Marcelo Fernández.

En tanto, la letrada, manifestó su disconformidad con esta situación y explicó: “Esto produce una sensación muy fea para los de adentro porque se genera una situación de violencia intramuros entre los que son cabecillas de un pabellón, y los que no. Entonces hay que tener mucho cuidado, no es lo mismo el que ingresa por un robo simple y comparte pabellón con otro que tiene más experiencia”.

“El fenómeno delictivo es pluricausal y no tiene que ver necesariamente con ciertos espacios de poder, tiene que ver con una cuestión social bastante complicada. Es un circuito que no tiene fin. Pedimos la preventiva para los que no tienen alternativas por una situación grave y los dejas en la cárcel donde vuelven a cometer delitos. En audiencias los fiscales pedimos la prisión preventiva de los detenidos que se consideran peligrosos para poder avanzar con la investigación. Para que los testigos se sientan seguros para declarar. Pero si desde la cárcel la persona que va a perder la libertad amedrenta al principal testigo ya está perdemos el testigo. Baja mucho la calidad de la información que nosotros brindamos y la calidad institucional en todos los órdenes”, reveló Haurigot.

En cuanto a los tiempos de las investigaciones, la fiscal dijo que: “Esto requiere una solución concreta en el servicio penitenciario. Lo que priorizamos es el desarrollo de las investigaciones. A nosotros analizar un celular que tiene mucha información nos toma mucho tiempo. Podemos encontrar un video o foto de una balacera dentro de una casa. Después hay que concatenar eso con los diálogos, con las personas, con los apodos. No es que la información es lisa, por eso nos lleva 2 o 3 meses hacer un buen mapeo”.

Fnalmente, reflexionó: “Es muy complicado investigar porque van apareciendo muchos datos que generan responsabilidades penales y que terminan con el resultado final del delito tal como lo vemos y lo vivimos. Detrás de una balacera hay un conflicto mucho más profundo que tiene una organización más amplia con diferentes actores que van a cumplir distintos roles. Algunos van a proveer las motos, otros armas, es como una especie de empresa criminal que tiene en el vértice superior a personas con mayor poder de decisión que son a las que más nos cuesta llegar. Pero siempre intentamos tirar del cordón e ir para arriba. Más allá de los avatares y de ser una institución joven, la Fiscalía ha intentado constantemente ampliar la persecución penal a los eslabones superiores por eso se han creado unidades específicas que tienen en vista perseguir este tipo de delitos”.

Otras frases destacadas

“Si hay una organización en la mayoría de los casos bastante piramidal donde cada uno ocupa su lugar y lo protege. El soldadito quiere llegar a ser organizador y esa es la estructura que se pide. El precio depende de diferentes formas, desde darle la moto como premio a que hagas determinado hecho, hasta dinero en efectivo desde 5 mil a 30 mil pesos, otros ofrecen droga como moneda de cambio, entonces no hay un patrón común en cuanto a la contraprestación, pero si hay una idea de conseguir personas que trabajen para otras. Hay un sentido de pertenecía al grupo, no es lo mismo ser de tal o cual banda”.

“Los que más sufren de balaceras desde hace mucho tiempo atrás son los que viven en las zonas periféricas y los barrios que no están cercas de la ciudad. Nosotros nos estamos alertando del centro ahora, pero en la realidad de los barrios escuchan tiros a toda hora. Sin motivaciones e incluso a veces por divertimento”.

“El tiempo de investigación es mayor al que uno quisiera porque el análisis de información lleva tiempo. Pero si hemos visto que el móvil de balaceras es variado. Hemos tenido condenas por la figura de intimidación pública, que casi no tenía utilización acá en Rosario y que contempla esta forma delictiva que es la de disparar en ráfaga o a lo pasada en moto. Antes no teníamos casos y ahora sí”.