Una de cada diez personas sufre tripanofobia, el miedo desmedido a las inyecciones o a las agujas. Un miedo que es irracional pero que es verdaderamente traumático para quien lo padece. Los especialistas piden no subestimar esta fobia.
Sólo quién lo sufre sabe de lo que se trata. En los casos leves, el miedo a las agujas genera la sensación de ansiedad, angustia o confusión. Pero también puede provocar sintomatología más grave, como mareos, desmayos, náuseas, aceleración del ritmo cardíaco o incluso ataques de pánico.
“Los ensayos demuestran que la incidencia es muy baja, del orden del 10% de la población que padece esa fobia. Pero no se le resta importancia ni se lo subestima porque la gente que la padece no la pasa bien. Es una sensación de miedo, angustia”, comento Sebastián Torres, funcionario Ministerio de Salud.
Temerles a las agujas o a las inyecciones, puede llegar hasta el punto de que una persona opte por evitar estas situaciones que le producen terror, renunciando a vacunas y a controles médicos que ponen en riesgo su salud. Por eso en el vacunatorio no lo minimizan y están preparados para brindar toda la contención necesaria a las personas que lo padecen.
“La clave es la empatía por parte del equipo. Por eso lo importante es hablarlo con el vacunador, para no apurar la situación y luego que se vacunan esperar un tiempo más del recomendado o si va con un acompañante, permitirle que entre o realizar el acto vacunatorio en lugar más reservado, en el área médica, donde tal vez lo podemos acostar en una camilla”, explicó Torres.
Comentarios