Walter está yendo a su trabajo, sabe que le espera una jornada larga. Lo que no sabe es que en el camino se topará con un pozo enorme, que en ese momento no contaba con la señalización correspondiente.
Las consecuencias son bastante menos graves de lo que pudieron haber sido, pero las roturas y el susto son importantes.
“Fue a las cerca de las 5.45 en Juan B. Justo al 6900, llovía mucho y lo único que escuché fue un ruido, después explotaron los airbags, y tras la confusión del momento logro salir de auto logro ver un pozo de tres por dos metros y más de dos metros de profundidad”, relató la víctima del siniestro.
“Por suerte lo agarré de costado, pero rompí todo el tren delantero, toda la parte delantera del auto”, agregó.
Además, el auto quedó inmovilizado sobre la calzada producto del impacto, fue embestido en la parte trasera por un colectivo, a pesar del esfuerzo por esquivarlo. “Es el peor día de mi vida”, se lamentó Walter, tras el segundo episodio.
En tanto, los vecinos denuncian que el pozo lleva casi cinco meses así, la señalización es un problema, es tan endeble que se rompe o se cae seguido. El que conoce la zona no tiene problemas, pero el que no termina como Walter y puede ser peor.
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