Cuatro trabajadores murieron asesinados en el mes de Marzo, hechos considerados de intimidación pública, que tuvieron altísima repercusión social y mediática. Este martes los fiscales Patricio Saldutti, Franco Carbone y Adrián Spelta en audiencia llevada a cabo en el Centro de Justicia Penal de Rosario imputaron a cinco personas que están detenidos por los crímenes y balaceras que aterrorizaron a la ciudad.
La justicia determinó que la saga de asesinatos fueron ordenados por “presos de alto perfil” y que sus ejecutores fueron chicos menores de 15 años que cobraron entre 200 y 400 mil pesos. Las muertes fueron en represalia por el endurecimiento en las condiciones de detención de reclusos vinculados a la violencia narco.
El fiscal Patricio Saldutti se refirió al narco rosarino “Chucky Monedita”, preso desde 2015 en la cárcel de Piñero, fue quien pagó ese dinero a gatilleros para llevar a cabo los crímenes de los taxistas Héctor Raúl Figueroa y Diego Alejandro Celentano, y el playero Bruno Bussanich.
En el caso de Busanich, crimen ocurrido el 9 de marzo de pasado, el menor de 15 años que fue detenido y luego liberado, previo a este homicidio fue hasta calle Misiones al 2200 en un auto de alquiler, allí lo esperaba un joven que cumple prisión domiciliaria y quien le entregó el arma y la nota escrita que dejó en la estación de servicio. Ambos recibieron instrucciones por video llamada desde una cárcel federal. En la audiencia, se confirmó que es el mismo menor quien fue autor material de, al menos, tres ataques.
Se estableció que “Chucky Monedita” fue el encargado de los crímenes de los taxistas Figueroa y Celentano. La búsqueda y reclutamiento de los menores no punibles fue hecha por la mujer de Monedita, Brenda Pared.
El sicario del crimen del colectivero Marcos Daloia se encuentra prófugo, como también su cómplice que lo trasladó en moto a cometer el asesinato.
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