No la dejaron estudiar de chica y aprendió a leer a los 65 años

La historia tiene lugar en la Escuela Municipal Monteiro Lobato, en Foz de Iguazú. Dona tiene 65 años y está en primer grado. Izabelle Ferrari contó a través de una publicación en la red social Facebook que un nene de seis años le dijo que tenía de compañera a la mujer. Y cuando le preguntó qué hacía en la sala, el nene respondió: “Escribe lo que la profesora pone en el pizarrón”. ¿Por qué hace eso?, retrucó Izabelle. Y el nene contestó: “Ella quiere aprender a leer”.

Dona Nena demuestra que nunca es tarde si uno persigue sus sueños. Que nunca es tarde si se tienen ganas. Dona es la prueba viva de ello.

Izabelle relató en su post que fue a conocer a Dona, que estaba sentada en la última fila y a su alrededor había 22 alumnos de entre seis y siete años. Dona tiene 65. Y cuenta esto: que en su infancia su papá no la dejó estudiar, sólo trabajar. Tampoco su mamá, que opinaba que estudiar solo servía para escribir cartas a enamorados. Así creció Dona, analfabeta, sin saber leer ni tampoco escribir.

La suerte tampoco estuvo de su lado cuando se casó y su marido le negó, también, la posibilidad de estudiar. Pero sus ganas fueron más fuertes. Dona dice que empezó a estudiar a escondidas. “Un día él vio en mi bolso un cuaderno y lápiz. Me preguntó si estaba estudiando y le dije que sí”. Como respuesta su marido agarró su cuerno y lo rompió. Así dejó de estudiar.

Dona está separada hace 20 años, tiene dos hijos y sus ganas de aprender fueron tan fuertes que fue a la escuela municipal del barrio donde vive, habló con la secretaria y le pidió un lugar. Rose, la secretaria, se sorprendió. Así, entre sorpresa y sorpresa, Dona habló con la directora del colegio. Y empezó el sueño. “La directora y secretaria estaban emocionadas. Lloraban y me abrazaba. Decían que si todos fueran como yo, nuestro país estaría bien”.

Iracy da Costa Passos es la profesora de Dona. Las dos mujeres tienen la misma edad. Iracy habla del desafío que significa tener de alumna a Dona. "La diferencia con un nene es que a ella le hablás una vez y aprende. El entendimiento es más fácil",reconoce la maestra. Dona, mientras tanto sigue soñando. No se cansa de soñar. Según la publicación, sus próximos pasos serán convertirse en profesora y enfermera. "Nunca es tarde, sigo pensando así", asegura.