Durante el fin de semana pasado se produjo un importante avance en el proyecto que busca asegurar la presencia del yaguareté en el Chaco Semiárido argentino, ya que se logró juntar en el recinto construido para ese fin, a la hembra cautiva Tania con el macho silvestre Qaramta.
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Qaramta y Tania, los yaguaretés llamados a "repoblar" el Chaco argentino
Este primer contacto de ambos individuos se produjo tras un gran esfuerzo conjunto entre el equipo de la Fundación Rewilding Argentina (FRA), el apoyo y asesoramiento de los especialistas del CONICET y el aporte de los trabajadores de la Administración de Parques Naturales (APN).
El intendente del Parque Nacional El Impenetrable, Leonardo Juber, destacó: "Desde la delegación técnica de la APN en el NEA, junto al equipo de gestión del Parque Nacional y la provincia, se colabora con este y otros proyectos, asignando los recursos presupuestarios y operativos, necesarios para apoyar la implementación de iniciativas científico-técnicas en el territorio".
LA HISTORIA
El propósito actual de Rewilding Argentina es precisamente el de facilitar una “cita” entre Qaramta y una hembra fértil criada en cautiverio, en este caso Tania. Ambos llevan meses viéndose a través de una verja y mostrando “la interacción típica de dos yaguaretés que quieren copular”, según constata el director de conservación de la fundación.
“Ella muestra todo el comportamiento de sumisión que hacen las hembras, de refregarse, de ronronear, de hacer patas arriba… Y él tiene el comportamiento del macho que quiere copular, también se restriega bastante, no es agresivo”, relata Di Martino.
Para hacer posible el ansiado encuentro, resultaba indispensable la construcción de un corral de grandes dimensiones, concretamente uno de 13.200 metros cuadrados, alrededor de 1,3 hectáreas, una obra que se finalizó hace pocos días y cuyo costo ascendió a 6.500.000 pesos argentinos (unos 81.500 dólares).
Con todo, se trata de un proceso complejo y, sobre todo, lento. En primer lugar, Qaramta tiene que ingresar por sí mismo a este corral de grandes dimensiones, recorrer con calma sus rincones y acostumbrarse a esa nueva estancia, mientras, por su parte, Tania estará esperándolo recluida en otro corral más pequeño.
Sólo cuando los investigadores constaten que Qaramta está tranquilo abrirán la puerta para que Tania, que ya estará en celo en ese momento, ingrese al corral de mayor tamaño, una circunstancia que no implica que vayan a aparearse al primer intento, puesto que es un ritual que requiere de mucha “paciencia”.
“Cuando se le acabe el celo a ella, lo que tenemos que hacer es separarlos, porque él tiene que continuar libre y ella tiene que seguir recluida en su corral de siempre (…). Ella vuelve a su vida en cautiverio y él puede continuar siendo libre hasta el próximo celo de ella”, expone el biólogo.
¿Y por qué Qaramta queda libre y Tania, en cambio, sigue confinada? Pues porque esta hembra nació en un zoológico, fue criada en cautiverio y “no le tiene miedo al hombre”, por lo que, si estuviese en libertad, podría acercarse a una población humana para buscar alimento.
“Ella nunca puede ser liberada. Es un ejemplar en cautiverio que aprendió a cazar, se le pueden dejar presas y mata muy bien, pero lo que tiene es que no le tiene miedo al hombre, porque ella siempre estuvo con él y está acostumbrada a que el hombre la alimente”, reflexiona Di Martino.
REPOBLAR EL IMPENETRABLE CHAQUEÑO
Di Martino estima que serán necesarios varios intentos hasta que Tania, que entra en celo cada 30 o 35 días, quede embarazada, una meta que, “siendo optimistas”, se alcanzará en unos seis meses.
“Después son tres meses de gestación y la crianza de los cachorros, junto a la madre, tiene que ser al menos de un año. Si uno quisiera liberar a estos cachorros, deberían tener, al menos, dos años. Son proyectos a muy largo plazo”, expone el biólogo, cuyo objetivo final es repoblar el Chaco con los descendientes de Qaramta y Tania.
En ese sentido, Rewilding Argentina cuenta con un precedente muy prometedor en la vecina provincia de Corrientes: desde hace casi diez años la fundación tiene en marcha allí un proyecto muy similar para la repoblación del Parque Nacional Iberá, con cinco yaguaretés “más o menos listos” para ser liberados en los próximos meses.
Aunque no sólo resultan indispensables las labores de reproducción entre Qaramta y Tania, sino también la transformación de las culturas locales del Chaco, que tienen que comenzar a ver al yaguareté no como una amenaza, sino como un pilar indispensable para la construcción de una “economía regenerativa”.
“Lo que queremos crear acá en Chaco es una economía que se vea beneficiada por tener un ecosistema saludable y completo, incluyendo sus depredadores tope (…). Si nosotros logramos instaurar una economía que cuanto mejor le vaya, mejor le va al medioambiente, es otra forma de contribuir a la conservación de especies carismáticas como el yaguareté”, sostiene Di Martino.
Así, el propósito de la fundación, que espera concluir este proyecto en los próximos diez años, no es otro que el de posicionar al yaguareté como un “embajador de los bosques donde vive”, al tratarse de uno de los mayores “símbolos” de una región, el Chaco, en donde se han perdido una gran cantidad de bosques nativos por la deforestación.
Quién sabe si de esa buena “relación” entre Qaramta y Tania surgirá, en las próximas décadas, una generación de yaguaretés que llenen nuevamente de vida los montes chaqueños.